sábado, 13 de marzo de 2010

Soneto

No admito que se pueda destruir
la unión fiel de dos almas,
no es amor el amor que no logra subsistir
o se amengua, al herirle el desamor.

El amor verdadero es tan constante
que no hay nada que pueda reducirlo.
Es la estrella de toda barca errante
cuya altura se mide, no su brillo.

No es juguete del tiempo
aunque los labios y mejillas dobléguense a su suerte,
no alteran del tiempo los agravios

pues su reino no acaba con la muerte
Y si eso es falso, y fuera en mí probado
ni yo he amado jamás, ni nadie ha amado.







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sábado, 13 de marzo de 2010

Soneto

No admito que se pueda destruir
la unión fiel de dos almas,
no es amor el amor que no logra subsistir
o se amengua, al herirle el desamor.

El amor verdadero es tan constante
que no hay nada que pueda reducirlo.
Es la estrella de toda barca errante
cuya altura se mide, no su brillo.

No es juguete del tiempo
aunque los labios y mejillas dobléguense a su suerte,
no alteran del tiempo los agravios

pues su reino no acaba con la muerte
Y si eso es falso, y fuera en mí probado
ni yo he amado jamás, ni nadie ha amado.







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