Una de las estrategias del humor que aprendimos en el Eje 2 fue la repetición. Leímos y analizamos cómo se desarrollaba esta estrategia en el texto “Espantapájaros 18” del escritor argentino Oliverio Girondo.
“Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Después la consigna de lectura y escritura fue leer “Siempre, siempre y nunca, nunca” de Luis María Pescetti, y escribir otro poema respetando la estructura del texto de Pescetti e inventando otros siempre, siempre y nunca, nunca.
“Siempre, siempre y nunca, nunca”
Nunca, nunca se puede dibujar en el agua.
Siempre, siempre serás más joven que tu hermano mayor.
Nunca, nunca podrás silbar con el codo.
Siempre, siempre el pie derecho estará de ese lado.
Nunca, nunca verás ladrar a un gato.
Siempre, siempre mi mamá será mujer.
Siempre, siempre los ojos estarán arriba de la nariz.
Nunca, nunca podrás separarte de tu sombra.
Nunca, nunca podrás morderte la nariz.
Siempre, siempre la lluvia será mojada.
Nunca, nunca los ríos darán carcajadas.
Con el título “Siempre, siempre” y el nombre del autor/a encontrarán las producciones, que por cierto, son ¡imperdibles!
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